Queridos lectores, bienvenidos un miércoles mas a este diario. Uno más o uno menos, según como se mire.

Os voy a contar alguna técnica para relajarme. Me vais a permitir que una, esta página no tan rebosante de mariposas, con algo que si lo esta. Porque hay muchos modos de relajarse, yo soy muy de tomarme una caña en buena compañía en este tipo de situaciones.
Pero hay algo que también me relaja y que me hace abstraerme. El baile. Y es que si bailas como yo, no te puedes permitir el lujo de pensar en otra cosa que no sean los pasos.A mí la parte que más me gusta de bailar, no es tanto el baile en sí, si no el como me hace sentir.
Hace dos años seguramente no habría dicho esto, pero tuve la suerte de que Nadia me llevase a una clase de prueba de diferentes estilos y allí conocimos a Azahara.
Mi visión del baile ha cambiado desde que la conocí a ella. Ir a sus clases era el momento de desconexión por excelencia de toda la semana. Creo que ella es la mezcla perfecta de conocimientos, técnica y pasión. Solo le faltábamos nosotras para desatar la locura.
Con ella hemos aprendido tanto, y no solo de baile, que cuando nos planteamos ese momento de la boda solo lo veíamos factible si era con ella.
Cuando le conté lo que llevaba en mente se que pensó, “todas las taraditas vienen a mi…” pero como iba a decirme que no… ¡es imposible! Así que se puso manos a la obra.
La idea que llevábamos para nuestro baile era mezclar tres canciones, completamente diferentes entre sí, cada una con un estilo totalmente distinto y, además, queríamos que quedase bien.
La primera canción es la que pone el toque romántico, es la parte lenta. Azahara intentó reflejar en cada uno de los pasos la esencia de ese día, la parte mágica. Nos explico que nos teníamos que acercar mirándonos a los ojos, radiantes, porque por fin nos habíamos encontrado. Suena un poco cursi viniendo de ella, pero precisamente era eso lo que tenía que simbolizar.
Será ese momento en el que solo nos veremos el uno al otro, después de un día que estoy convencida de que será intenso. Por un lado marcará el inicio de la fiesta y por otro lado marcará el fin de meses de organización, de preparativos, de ensayos, de nervios…
La segunda canción no se me ocurre como describirla, solo os puedo decir que es como nosotros. Divertida, rápida, original y un poco friki, para que mentir. Es una canción que ha marcado su infancia y conociéndole nos acompañará toda la vida. Cuando pensamos ella para la segunda parte, a nosotros nos parecía bastante difícil que fuese una canción que pudiese tener pasos. Pero para ella no hay nada imposible, ha conseguido ponerle ritmo a dos cosas que veía difícil: la canción y el novio.
La tercera parte aún no hemos podido ensayarla y tengo un montón de ganas. Es la versión de una canción que siempre me saca una sonrisa. En este caso espero que la sonrisa sea colectiva. Y es que de manera más o menos voluntaria, en esta última parte, no estaremos solos. No os puedo contar más porque aún es un misterio, aunque si tuviera que apostar diría que va a ser increíble. Una maravillosa profe y una compañía insuperables no pueden dar otro resultado.
Todo esto hace una canción de 5:01 minutos. Nuestra canción.
He empezado esta página nerviosa, diciéndoos que hay momentos que no son o serán idílicos en la preparación de la boda. Sigo pensándolo, pero mientras seguía escribiendo me he puesto los videos de los ensayos del baile. He escuchado a Azahara corregirme, mientras él ponía una sonrisa de malvado porque se cree que baila mejor que yo… Frases como “esas piernas más cortas”, “vais rápido” o la de “¿Carlota, dónde estás?” se contrarrestan con un “eres muy cuqui” y con (aunque parezca mentira) muchos “¡muy bien chicos!”.
Y ahora estaréis pensando, ¿Por qué nos dice esto? Pues porque equivocarse tampoco es idílico… Y yo me equivoco un montón de veces. Pero es tan bonito el poder aprender, el superarse, el crecer… que merecen la pena las equivocaciones.
Las cosas no idílicas, las que no desprenden brilli-brilli, también tienen su parte buena. Y sí, estoy nerviosa, pero no pasa nada, porque él cada día me repite que me quiere y que todo va a salir perfecto, así que, ¿quién soy yo para creer lo contrario?
Disfrutemos del camino con o sin nervios, porque, queridos lectores, solo nos queda un 10 más de por medio para el gran día.
Carlota
Fotografía Cabecera: Lady Black Photography, editada por Sandra Alonso
Fotografía calendario: F de Fifi
Fotografías Bailes: Pinterest
Fotografía escenario: «Pussy Cat Sisters»
Profesora de Baile: Azahara Pintanel